martes, 6 de marzo de 2012


La urgente tarea de

 Discipular.

Por Víctor Moreno.
Boletin 1 Marzo 2012

Muchas veces los lideres espirituales de las iglesias estamos lamentándonos de la falta de obreros, y de la calidad espiritual de los miembros de nuestra congregación. Hemos probado cuanta sugerencia nos dan y otras que nos dan pero el final es lo mismo, frustración.
Tenemos que reconocer que hemos violentado la orden original de Jesús de “hacer discípulos”, lo hemos sustituido por un programa de “educación cristiana” con toda la buena intensión de integrar el mandato bíblico y las diferentes corrientes de educación secular. Por lo tanto el reto sigue en pie tenemos que “hacer discípulos”, no alumnos de escuela dominical.

La Gran Comisión de Dios

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” Mateo 28:18-20

¿Qué es un discípulo?

 Alguien que ha recibido a Cristo y sigue las enseñanzas de Cristo.
 Alguien que esta viviendo como Jesucristo, no simplemente aprendiendo  de Jesucristo

Principios de Crecimiento

¡Todo organismo sano crece! Dios ha formado en su creación la capacidad inherente de organismos vivientes sanos a crecer y reproducirse.
Consideremos como la familia física y espiritual crecen.
El crecimiento se lleva a cabo mejor en el Contexto de una Familia, pero también requiere Mucha Alimentación y Entrenamiento Uno-a-Uno.

 Nuestra trea como lideres espirituales fue establecida  por Dios, en Mateo 28:19-20.- Haced discípulos y confirmada en Efesios 4 :11-17
Efe 4:11  Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
12  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
13  hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
14  para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
15  sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16  de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

En cuanto a la finalidad que asigna a los dones (v.12), distingue como doble fase: un final inmediato, cual es el de “habilitar” al cristiano para la obra que le es encomendada, y otro posterior, al que el primero está ordenado, que es contribuir a la “edificación” de la Iglesia.
En qué consista esta “edificación” de la Iglesia lo va precisando luego el Apóstol (v.13-16). La idea fundamental la expresa ya en el v.13, cuando dice que esa labor de edificación debe continuar hasta que “lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a la madurez del varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” Creemos que estos tres incisos, no por todos los autores interpretados de la misma manera, quieren decir lo mismo, aunque con palabras distintas.
Llegar a la “unidad de fe y de conocimiento del Hijo de Dios,” de modo que no seamos como niños volubles y sin firmeza en los principios (cf. v.14), es lo mismo que llegar a “varón perfecto,” es decir, completo y sano en todos sus miembros, y lo mismo que llegar a “la medida de la estatura del pléroma de Cristo,” pléroma que no es otra cosa que la Iglesia o Cuerpo místico, cuya estatura no alcanzará su medida hasta haber conquistado para Dios el cosmos entero (cf. 3:19). San Pablo habla, pues, de “varón perfecto” en sentido colectivo, con referencia al Cristo total, compuesto de Cabeza y miembros, no en sentido personal e individual, con referencia a la perfección o madurez espiritual a que debe tender cada cristiano. Ese ser colectivo (cf. v.1a y 16) es el que debe desarrollarse y crecer hasta la meta señalada en el v.13.
Los cinco oficios ministeriales relacionados aquí son dones que Cristo dio para nutrir y equipar a su Iglesia, no para control jerárquico o competencia eclesiástica. Más allá de las distintas funciones desempeñadas por los apóstoles fundadores (véase la nota a 2.20), el NT menciona suficientes apóstoles adicionales como para indicar que este oficio, al igual que el de profeta, es un oficio que sigue vigente en la Iglesia, como los más comúnmente reconocidos de evangelista, pastor y maestro
Jesús reparte dones “su gracia” a la iglesia.
            Estos dones son dados para
            Edificación de la Iglesia.(v.13)
Cuya meta final es que “todos lleguemos a la estatura de la medida del varon perfecto”.
La Escuela dominical es parte del ministerio de Edificación de la Iglesia, por lo tantos nos urge que cada “maestro-discipulador” este consiente que su tarea no es “dar una lección” sino Discipular a sus discípulos, para que encajen en la iglesia, y usen sus dones para la edificación de la misma.
            Nos urge retomar este reto, revisar nuestros programas, nuestras lecciones, propósitos, para que la Escuela Bíblica dominical cumpla su cometido de "hacer discípulos"

Comité de Educación Cristiana. 

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