
La “redefinición” de la tarea de la EBD en
cuanto a su propósito nos lleva a la replantear
objetivos y metodología.
Recordemos que estamos volviendo al orden original dejado por Jesús a su
iglesia, hacer discípulos.
Tomamos
como primera premisa para alcanzar esta meta, que “discípulos forman discípulos” siendo una orden divina, entendemos
entonces que las normas divinas se aplican a esta tarea. Para discipular, a
otro yo debo ser discípulo para que yo pueda repetir el patrón con que fui formado.
¿Qué es un discípulo?
Jesús lo
ordenó
Jesús nos mandó (no es invención de última
hora del comité de Educación) a que fuéramos e hiciéramos discípulos. Cuando él
estableció la gran comisión, pudo haberse referido a la contemplación, al
estudio, a la adoración, al servicio o a congregar personas para reuniones de
avivamiento en el templo. También pudo haber replanteado el gran mandamiento. Pero
no lo hizo.
En
vez de ello y con palabras sencillas, Jesús fue directo al grano:
“Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28:18-20)
En la gran
comisión, la transformación se convirtió en la misión. Las palabras de Jesús
revelan su objetivo y prioridad. También señalan el método que debemos seguir
para cumplir el plan de Dios de rescatar al mundo. El compromiso de ser y hacer
discípulos debe ser la principal tarea de cada discípulo de cada iglesia.
William Law dice:
“El
cristianismo no es una escuela que enseñe la virtud moral, el refinamiento de
nuestros modales, o que nos forme para vivir con decencia y gentileza. Es más
profundo y divino en sus designios y sus propósitos son más nobles. Implica un
completo cambio de vida, nuestra propia dedicación en alma y cuerpo a Dios en
el más estricto y alto sentido de esas palabras”.
Hacer discípulos no tiene nada que
ver con convencer a otros de creer en una filosofía, o convertirlos en
agradables personas siempre sonrientes. La gran comisión es una misión de
rescate; todos los seguidores reciben órdenes y autoridad para entrar en acción
en cualquier lugar donde se encuentren. El discipulado implica salvar a los
individuos de sí mismos y del olvido eterno, permitiendo que el poder transformador
de Dios los cambie de adentro hacia fuera. Todo es la palabra clave de la gran
comisión: toda autoridad, todo sacrificio, todo esfuerzo, todo el tiempo, para
toda la gente. ¿Cómo puede la iglesia pensar en cualquier otra cosa que siquiera
se equipare en importancia?
DEFINIENDO
LOS TÉRMINOS
Discípulo
Un discípulo, mathetes
en griego, es un aprendiz o seguidor, alguien comprometido con un importante
maestro. Michael Wilkins, profesor de lenguaje y literatura del Nuevo
Testamento de la escuela de teología Talbot, describe así este término:
“Discípulo es el principal término empleado en los
evangelios para referirse a los seguidores de Jesús, también era la manera
común de referirse a los que en la iglesia primitiva eran conocidos como
creyentes, cristianos, hermanos o hermanas, los del Camino o los santos, aunque
cada término enfoca diferentes aspectos de las relaciones de esos individuos
con Jesús y con quienes sostenían la misma fe. Esta palabra se usó muy
frecuentemente con ese sentido específico; al menos 230 veces en los evangelios
y 28 veces en el libro de los Hechos”
Hacer discípulos
Es traducción del verbo griego matheteusate (Mateo
28:19). Hay tres aspectos que distinguen el hacer discípulos:
1. Salvación. El
primer paso para hacer discípulos es evangelizarlos, es la parte de la gran
comisión que dice “bautizándolos”. Una razón de por qué no se producen nuevos
discípulos al discipular a otros, es que actualmente las iglesias se limitan a
hacer discípulos entrenando a quienes ya son cristianos.11 Pero más bien, todos
los discípulos deberían estar involucrados activamente en encontrar a quienes
necesitan a Cristo, y entonces, a través de sus dones, oportunidades y de
la comunidad de la fe, pueden integrar a esos individuos a
la vida de los seguidores de Jesús.
2. Desarrollo.
Una vez que los discípulos hacen un compromiso por Cristo, el siguiente paso es
desarrollar su carácter y capacidad. Esto viene de la porción “enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado” de la gran comisión (v. 20). Muchos
cristianos tradicionalmente se refieren sólo a este paso cuando hablan del
discipulado (o, como se hace últimamente, cuando mencionan la formación espiritual).
3. Acción. Una
vez que el discípulo está capacitado, el paso final es enviarlo. Esto proviene
del imperativo “id” (v. 19) de la gran comisión, y es el desarrollo del
discípulo al cumplir la misión donde vive, trabaja y juega. El discípulo tiene conciencia
de que habita entre personas perdidas y quebrantadas, y que el reino de Dios
crece mejor a través de las relaciones. Este aspecto también incluye a ciertos
individuos “llamados” a cruzar barreras culturales y geográficas para alcanzar
a otros.
Discipulado
Es el término generalmente aceptado para describir la vida
progresiva del discípulo. También describe la amplia experiencia cristiana.
Aunque no es un término puramente bíblico, sino derivativo, muchos cristianos
generalmente lo aceptan para describir el proceso activo de seguir a Jesús.
En
español, cuando se agrega el sufijo ado a un sustantivo, se expresa
semejanza o cualidad relacionada con tal sustantivo. Con algunos sustantivos
también incluye la idea del proceso que lleva a tal cualidad. Por ejemplo, el
término doctorado indica un alto
grado de conocimiento, pero también describe el proceso de preparación que
llevan a tal grado. Entonces la palabra discipulado no es un término estático;
abarca tanto el proceso de preparación como el progreso del discípulo.). En
inglés, la palabra discipulado conlleva la idea de movimiento, un sentido de
jornada o viaje, da la idea de llegar a ser un discípulo en vez de haber sido
hecho uno de ellos.
Ante
la urgencia de esta tarea también es peligroso que mal entendamos el concepto y
nos es importante reconocer que no es discipulado
